Nuestro
Señor por su bondad nos está regalando desde tiempos remotos. El Padre Kneipp
dice en sus escritos que »para cada enfermedad ha crecido una hierbecilla.« Siendo
así, cada uno puede favorecer a su salud recolectando a su debido tiempo
plantas y hierbas de la «farmacia de Dios,« bebiendo diariamente o durante un
período determinado infusiones o utilizando los extractos para fricciones y
compresas, cataplasmas de vapor o baños de hierbas. Una vez uno se haya
decidido a utilizar las hierbas medicinales tendría que empezar con las hierbas
purificantes de la sangre, como Ajo de oso, Ortiga, Verónica, Diente de león y
Llantén. Estos tratamientos no pueden perjudicar nunca si se siguen exactamente
mis indicaciones. Si no aportan el alivio esperado, puede ser debido a que
existan zonas geopáticas en el entorno del enfermo (vivienda, puesto de
trabajo). En este caso habría que consultar con un zahorí (buscador de
manantiales) para que localizara lugares libres de radiaciones.
En
casos serios de malestar, fiebre u otros síntomas de enfermedad manifiestos, es
imprescindible consultar a tiempo al médico para que diagnostique. Igualmente
es preciso dejar controlar por un médico concienzudamente el proceso de
desarrollo y de curación de una enfermedad grave. El hecho de que la medicina
oficial vaya prestando cada vez más atención a la medicina natural se ha
demostrado claramente en el 25 Congreso Internacional de Postgraduados de la
Deutsche BundesÁrztekammer y Osterreichische Árztekammer (Colegios médicos alemán
y austríaco) que tuvo lugar en Badgastein (Salzburg) y en el que participaron
1500 médicos. El Prof. Dr. Carl Alken (Universidad de Saarland, R.F.A.)
justifica ese incremento de,
atención
hacia las virtudes curativas de la naturaleza con las siguientes palabras:
«Después
de la segunda guerra mundial, los médicos se encontraron prácticamente incapacitados
para combatir por ejemplo la tuberculosis o la parálisis renal. Luego vino el gran
cambio con la introducción de los antibióticos. Los resultados son evidentes,
hoy ya tenemos que luchar contra las consecuencias negativas de la
administración excesiva de los mismos y contra la mala utilización de esa
»bendición«. A ello hay que añadir la avalancha imparable actual de
enfermedades por hongos (micosis), que se deben a trastornos del equilibrio
biológico, al exceso de medicamentos o a otras influencias del medio ambiente.«
Desde hace años voy frecuentando sesiones y congresos, cuyos resultados también
se publican en los periódicos. Muchos médicos conscientes de su responsabilidad
previenen contra el peligro del abuso de medicamentos. Sobre todo no dejan de
advertir lo peligrosos que pueden ser los analgésicos. Gran cantidad de gente
los toma sin ningún control médico, lo que causa a veces lesiones gravísimas de
los órganos. Por ejemplo, los medicamentos para bajar la tensión arterial,
tomados durante cierto tiempo, favorecen en las mujeres la formación de cáncer
de mama, hecho que han demostrado los resultados de tres grupos de
investigadores experimentando independientemente en Boston, Bristol y Helsinki.
Mi propósito es poner al alcance de la mano de los enfermos el conocimiento de las
propiedades curativas de una serie de plantas importantes y además hablarles de
las experiencias de los últimos dos años y medio, es decir desde la publicación
del folleto »Salud de la botica del Señor«.
Para el
ser humano es muy edificante el encontrar una salida a su desesperación y padecimiento
valiéndose de su propio esfuerzo y su propia voluntad, gracias a la ayuda maravillosa
de nuestras hierbas medicinales. El enfermo que se empeñe en reconquistar su
salud asumiendo él mismo esta responsabilidad, ha elevado de tal manera su
dignidad humana, que se encuentra en el camino que le puede sacar de ese
callejón sin salida cual es su enfermedad. Siendo jovencita tuve dos
experiencias que fueron muy decisivas para mi vida. Una viuda de unos 40 años,
madre de tres hijos, estaba enferma de leucemia y después de una estancia en el
hospital la mandaron a su casa como incurable. Los médicos le pronosticaron
solamente tres días de vida. Su hermana, preocupada por los niños, fue con la
orina de la enferma a consultar con una herbolaria que vivía cerca de Karlsbad.
La mujer dijo asustada: »¡ Tan tarde viene usted con esa agua de muerto!« No
obstante, las hierbas que le dio ayudaron a la enferma. Según un nuevo
reconocimiento en el hospital 10 días después, la leucemia había desaparecido
por completo.
Un caso
parecido se dio al mismo tiempo con una mujer de 38 años, madre de cuatro hijos.
Aquí también se trataba de leucemia y según los médicos no había esperanza. La mujer
pidió igualmente consejos a una herbolaria, la cual le dio unas hierbas. Se preparaba
cada día varios jarros de tisana. Cada vez que pasaba por donde estaban se bebía
un buen trago y pensaba: »Si bien no me ayudan, no me harán ningún daño.« El resultado
del nuevo reconocimiento después de diez días: Totalmente libre de la leucemia.
Estos ejemplos demuestran lo importante que es beber distribuido durante el día
grandes cantidades de tisana cuando se trata de enfermedades que parecen ser
incurables. A raíz de estos hechos me convencí de que las hierbas podían
aportar ayuda incluso en casos de enfermedades malignas.
Mil gracias plis contactame 😢
ResponderEliminarrudaleza@gmail.com